¿Quién no recuerda esperar con emoción abrir aquellos pequeños chocolates Jack que contenían figuras miniaturas de nuestros héroes preferidos? ¿Cuántos serán los afortunados que supieron guardar esos pequeños juguetes por los que hoy se paga en los sitios de venta de internet hasta 20.000 pesos?
Darío Cattalano tiene 50 años, vive en Banfiled y, además de ser un coleccionista de juguetes, es un investigador de ese aspecto tan sensible de la cultura popular argentina. Empezó como muchos niños coleccionando las figuras de los chocolatines Jack de Felfort .
“Los Jakc me apasionan desde pibe, eran mis juguetes preferidos. Me acuerdo que allá por el 1975 yo tenía cuatro años u mi viejo cuando volvía del laburo nos traía un Jack a mí y otro a mi hermano. Era una emoción tremenda abrir el celofán del chocolatín y encontrarte con una miniatura que me volvía loco. Miraba los catálogos que aparecían en las revistas para ver cuales me faltaban”, contó.
“Siempre guardé los clásicos, los de Titanes en el Rin y los demás, hasta que en los ’90 empezaron a salir otras variantes que para mí resultaban una porquería, figuras con rueditas y otras de jugadores y me olvidé de los Jack. Cuando apareció Cartoon Networks, cuyos dibujos me gustaban, volví a coleccionarlas pero sin mucho afán”, agregó.
– ¿En los años 90 aparecen muchas otras figuras que causaron furor?
Sí, después vinieron las de los Simpson y ahí empecé a completar nuevamente la colección. Se los compraba a una señora que vendía juguetes antiguos y otras cosas en un galpón enorme cerca de mi barrio. Al parecer ella tenía contacto con alguien de la fábrica, traía un montón y era mucho más fácil para mi así elegir cuales me faltaban. En ese momento justo me había quedado sin trabajo, pero de todos modos le compre un montón, después me sentí culpable, me dije “No puedo hacer esto, no tengo un mango”. Me fui a mi casa a sacar los muñequitos viejos de Jack que tenía para vender los repetidos y así reponer el dinero que no tendría que haber gastado. Cuando los volví a ver, fue un revival de mi infancia y decidí en cambio reponer los que faltaban o los que tenía rotos.
– ¿Cuáles fueron los orígenes de la mítica empresa Felfort?
Felipe Fort compra una máquina en 1912 para hacer chocolate en la casa y así empieza lo que nunca dejó de ser una empresa familiar, por lo menos hasta hace un tiempo. La fábrica la funda en 1926 con el nombre Felfort formado por la contracción del nombre (Fel de Felipe) y el apellido. Contrariamente a lo que muchos piensan los chocolatines Jack no aparecen en 1962 si no mucho antes. En el ’62 aparece en realidad la primera publicidad. El periodista Alejandro Pose que logró entrar al corazón de la fábrica, cosa que es bastante complicada, cuenta que Jorge Fort (nieto de Felipe) y uno de los operarios que llevaba décadas trabajando allí, contó que el chocolatín tipo cajita con la sorpresa arrancó en 1956 como creación de Carlos Fort uno de los hijos de Felipe.
– ¿Cómo se les ocurre combinar los juguetes con las golosinas?
Aunque existían otras golosinas con pequeños juguetes sorpresas, lo que tenían los Jack de encantador era que traían personajes argentinos como en el caso de las creaciones de García Ferré, los personajes de la historieta de Patoruzú y los Titanes en el Ring de Martín Karadagián. Aparecieron además actores y deportistas como Carlitos Balá, Pepe Biondi, Guillermo Vilas héroes de los chicos a través de la televisión.
Al principio traían juguetes sorpresa que venían de Europa y de China, anillitos y cosas así que hoy no tienen valor coleccionable porque no se fabricaban para el chocolate específicamente si no que, se incluían, pero salvo algún registro fotográfico no existen mayor documentación al respecto. Las primeras colecciones que son hoy las más buscadas empezaron en el año 1967 que era la colección de jugadores de fútbol de los equipos nacionales. Eran muy chiquitos y frágiles, construidos en una especie de baquelita.
– ¿Y los catálogos?
El primer catálogo sale en el año 1968 en la Revista Anteojito y eran por un lado la Colección de los Animalitos y por el otro los personajes de García Ferré. Esa fue como la explosión de Jack. La primera tirada fueron unos muñequitos de goma que tuvieron que cambiar porque decían que los chicos se los comían. Se empezaron a hacer de plástico blando hasta 1969 cuando se empezaron a fabricar con lo que se llama el plástico duro y aunque mantenían muy bien la pintura, se rompían muy fácilmente. Por eso los que tienen detalles más frágiles, como el cayado de pastor del “Rey David” de los Titanes en el Ring, que era prácticamente un hilo plástico, es muy difícil que haya llegado sano hasta nuestros días. El último catalogo sale en el 80 y la parte vintage, que es la que me dedico yo, se considera hasta el año 1983.
– ¿Y la Colección de Titanes en el Ring?
Las colecciones de Titanes son las más buscadas. El programa televisivo que había sido creado por Martín Karadagián aparece curiosamente en el mismo año en que sale la primera publicidad de Jack en el año 1962. Aunque la primera colección Jack de los Titanes sale en 1973, en el momento de mayor éxito del programa en que reventaban las audiencias y la presencia de los niños en los estudios de televisión, colmando la capacidad de lo que pudieron haber sido tribunas enteras de estadios de fútbol. Fue tan exitosa esa colección y se vendieron tantos chocolates que a fines de ese mismo año se editó una segunda tirada, la segunda colección. La tercera y última de las colecciones sale entre los años 1977 y 1978. Los pibes hacían pequeños rings y hacían pelear a las figuras como los luchadores así que imagínate que son muy pocos los que han sobrevivido íntegros hasta hoy. Un dato curioso es que en el catálogo figuran Titanes cuyas figuras nunca se hicieron como El Pirata Morgan y El Gaucho y por otra parte muchas figuras que no integraron los catálogos y que te podés matar buscándolos que no los vas a encontrar jamás como Sullivan y El Gitano.
– ¿Cuánto puede llegar a costar un muñequito Jack y como se determina el precio?
El costo varía tremendamente entre uno y otro. Algunos son dificilísimos de vender porque ya los tienen todos y otros muy difíciles de conseguir y caros. Los animalitos hechos de plásticos blando, como eran muy difíciles de romper y como se había fabricado una cantidad muy grande valen realmente poco. Se pueden cotizar un poco más si están bien pintados, porque lo que se sale de nada es la pintura. Entre los caros tenés a los Titanes del 77´y ’78 como Rómulo y Remo que los podés llegar a pagar hasta 20.000 pesos si están sanos. Un Poseidón roto es muy común pero uno sano es muy complicado de encontrar y puede llegar a salir mucho más que Rómulo y Remo. Existen por lo general tres pautas para saber el precio: dificultad de conseguirlo, demanda y estado de la miniatura.
Al principio no tenía idea de cómo comprarlos, venderlos, ni canjearlos porque al principio en internet no había nada. En algunas casas de antigüedades me fueron orientando, en las ferias conocí gente que sabe un montón y por supuesto también a los chantas de siempre, cuando estás empezando con el coleccionismo te matan con los precios, en fin. Gracias a los Jack me fui metiendo en el mundo del coleccionismo de los juguetes, los antiguos de lata, los de Star Wars que me habían fascinado siempre, los robots, los juguetes espaciales. Aunque en esto por cuestiones de dinero y de espacio tiene que aprender a ser más selectivo, a acotarse.
– ¿Qué hay de cierto sobre el mito de que los muñequitos de la fábrica los pintaban vecinos de forma artesanal?
Sí, el trabajo de pintura final se lo daban como una changa para que la gente pudiera ganarse unos pesos en la casa, no sé si específicamente vecinos de la fábrica, aunque la lógica nos indicaría que sí. Lo que sí sabemos es que era una actividad de la que se ocupaban mayoritariamente mujeres. Les llevaban bolsones de muñecos, las pinturas y las pautas de los colores que iban en cada lugar. Algunos tenían ya, una base de pintado profesional, con un aerógrafo o algo similar se les hacía a las figuras un esfumado sobre el que después se pintaba artesanalmente.
– ¿Existe un mercado de falsificación de los Muñequitos Jack?
Sí, se los suele llamar replicas pero en realidad son truchas. Cuando apenas salieron que mucha gente no sabía que esto existía compró por ejemplo muñequitos de los Titanes a precios realmente caros y cuando se descubrió todo se dieron cuenta de que en realidad en sus colecciones (que creían tener completas) tenían muchas figuras “truchas” y que habían sido estafados.
– ¿Cómo se reconocen estas falsificaciones?
Se los reconoce porque el material es otro, más que nada por el sonido que hacen cuando los dejas caer sobre una superficie. El original tiene un sonido más “cristalino” mientras que los otros hacen un sonido casi “opaco”. El que sabe del tema se da cuenta con sólo mirarlos aunque las primeras estaban muy bien hechas.
– ¿Los muñequitos Jack tendrían que estar en algún Museo de la Cultura Argentina?
Son parte de la Cultura Argentina, son juguetes que le dieron felicidad a muchas generaciones de niños argentinos. Esas pequeñas miniaturas reflejan la cultura de esa época. Empezando por García Ferré, el gran animador de Argentina por no decir de Latinoamérica. Los Titanes en el ring que fue programa infantil más exitoso de la televisión nacional. Los personajes autóctonos como Patoruzú y los tempranos personajes de la historieta argentina.
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