Un empresario argentino dio a conocer el primer modelo nacional de un auto eléctrico. Todos los detalles.

El auto con motor eléctrico fabricado en la Argentina se acaba de volver realidad. “Llevamos kilómetros empujando una rueda cuadrada, porque el país no ayuda para nada. Pero aquí estamos, cansados pero satisfechos porque aquello que se presentó como una posibilidad muy lejana está al alcance de la mano, después de haber superado un camino lleno de pozos, complicadísimo”, afirma Pablo Naya, su creador.
En Sero Electric, se sitúa dentro del segmento A, o citycar, que fue homologado recién el año pasado en la categoría L6, para “Vehículos con Circulación Restringida”, ya que sólo podrá hacerlo en calles y avenidas pero no en rutas y autopistas. Así lo marcará la patente impresa en color verde, que se diferencia de las letras y números azules de las convencionales.
Nace en tres carrocerías, sedán, camioneta alta y camioneta baja, con capacidad para transportar sólo dos pasajeros, y en todos los casos portará el mismo motor de 5,6 caballos de potencia y una velocidad máxima estimada en los 45 kilómetros por hora.

Sale al mercado con dos precios, que se diferencian no por las carrocerías sino por el material de la batería, el alma del auto: es de 9.900 dólares para las de plomo, que tienen menos autonomía y vida útil, y de 14.600 dólares para las de litio, las que se utilizan en casi todo el mundo por los líderes de la industria al desarrollar vehículos eléctricos.
Más allá de la dolarización de los precios, en Sero se encargan de destacar que estos vehículos “tienen un 80 por ciento de componentes de fabricación nacional”, entre las autopartes que se desarrollan dentro de la misma planta como las que son compradas a proveedores externos. Es por ello que se ufanan de marcar la tendencia en Sudamérica, pese a que no llegaron a ser los primeros en presentar sus modelos, sino los segundos.
Mide tan sólo 2,35 metros de largo, 1,32 de ancho y 1,56 de alto. El peso, con las baterías incorporadas llega a 450 kilos, y sus llantas son de aluminio y pequeñas, del rodado 145-70-13.

La autonomía con la batería de plomo es de un máximo de 50 kilómetros, mientras que se duplica con la de litio. La carga se realiza en un toma corriente convencional y demora entre cinco y seis horas completarla. Así, Naya se anima a estimar en que se puede recorrer “unos 100 kilómetros con 40 pesos”.
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