A pocas horas del inicio de las clases presenciales en la provincia, las calles del centro de la ciudad capital se vieron alborotadas de familias comprando útiles escolares y uniformes.
La gente ha venido a último momento porque se retrasaron las definiciones del inicio del clases y los padres están bastante perdidos respecto a cuándo tienen que regresar, expresan algunos comerciantes en voz alta, cuando pasas por sus negocios.
Las ventas están funcionando bien y, mayoritariamente, se ven alumnos que pasan de jardín a primaria o que se cambiaron de colegio, ya que muchos aún conservan los uniformes que casi no fueron utilizados el año pasado.
En medio de la incertidumbre por cómo será la continuidad de este ciclo lectivo, advirtió que “la gente lleva lo justo y necesario para arrancar y tienen miedo que les ocurra como el año anterior que compraron las prendas y las usaron muy poco tiempo”.
El uniforme completo que incluye las prendas diarias, más la ropa de gimnasia y los abrigos de invierno, además de las medias, la chomba, el suéter y el bolsito (en el caso de los que van a jardín) cuesta alrededor de 5 a 8 mil pesos, según la calidad y los negocios.
En este marco, aseguró que las telas aumentaron un 45% pero consideraron imposible trasladar ese precio a las ventas finales.
Las librerías también están colmadas. En el caso de la canasta básica, el aumento respecto al ciclo lectivo anterior es de entre el 35% y el 40%.
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