Un restaurante de Bélgica sirve agua potable reciclada de los inodoros y no sólo eso: el agua que se utiliza para hacer la cerveza es la misma que los clientes utilizaron para lavarse las manos. Además, el hielo se forma con la misma agua con la que anteriormente se lavó la verdura.
El agua es la misma que cualquier otra agua potable, no tiene ni olor ni sabor. Esto fue posible gracias a un desarrollo tecnológico que introdujo el restaurante Gusteaux, ubicado en el municipio belga de Flandes.
Como en esa localidad no tenían agua potable ni tenía conexión a la red, no quedó otra solución que idear un sistema de circuito cerrado para resolver el problema. Gracias a este sistema de reciclaje de agua, el líquido del inodoro se limpia con fertilizante para plantas, luego una parte se mezcla con agua de lluvia recolectada y se usa para descargar los inodoros.
Mientras que el resto se pasa por una serie de procesos de purificación que lo hacen indistinguible del agua de la canilla. Mediante un complejo sistema de purificación de cinco pasos, Gusteaux es capaz de convertir sus aguas residuales en un agua tan pura que tiene que ser enriquecida con minerales antes de ser servida a los clientes.
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