Analizar este mito desde la psicología permite comprender qué lo origina y cómo afecta a nuestra percepción de la realidad.
La nostalgia como mecanismo psicológico
La nostalgia es una emoción poderosa que juega un papel adaptativo: conecta con las raíces, refuerza la identidad y proporciona consuelo en momentos de incertidumbre. Sin embargo, esta mirada al pasado no siempre es objetiva, ya que la memoria humana tiende a filtrar eventos negativos. Es lo que se conoce como el “sesgo de positividad”.
Por ejemplo, una infancia recordada como una época libre de preocupaciones puede omitir conflictos familiares o estrés escolar, centrándose únicamente en los juegos y momentos agradables. Esa tendencia a la idealización puede distorsionar la percepción de los períodos históricos, generando la falsa creencia de que antes las cosas eran más sencillas o mejores.
El efecto “rosado” de la memoria
La psicología también explica que se idealiza el pasado debido a una memoria selectiva. Este efecto, conocido como “memoria rosada”, está bien documentado: algunos estudios revelan que las personas recuerdan eventos con más optimismo del que realmente experimentaron.
Un ejemplo común es la música. Muchas personas creen que las canciones de su juventud eran superiores a las actuales. Sin embargo, diversas investigaciones sugieren que este apego tiene más relación con la asociación emocional que con la calidad objetiva de las composiciones. Además, la repetición mediática de cierta música o eventos culturales de décadas pasadas refuerza dicha percepción.
Cambios culturales y percepción de amenaza
Otra razón por la que se idealiza el pasado es la ansiedad generada por los cambios culturales. Como las personas suelen considerar su época de formación como un punto de referencia ideal, a medida que envejecen y la sociedad evoluciona perciben esos cambios como amenazas a su estabilidad.
Por ejemplo, aunque se afirma que la tecnología ha erosionado las relaciones interpersonales, estudios recientes destacan que las plataformas digitales fortalecen vínculos sociales de maneras impensables en el pasado.
A pesar de ello, la narrativa nostálgica sobre las “conversaciones reales” ignora que cada época tiene sus propias formas de interacción adaptadas a los avances tecnológicos.
¿Qué pasa con las crisis?
Un argumento común es que las crisis que vivimos parecen más graves que las del pasado. Esta percepción está influenciada por el sesgo cognitivo conocido como “heurística de disponibilidad”. Los problemas actuales están más presentes porque se viven en tiempo real, mientras que los del pasado se diluyen en la distancia temporal.
Por ejemplo, aunque se cree que antes se vivía en un mundo más seguro, los datos contradicen esta idea: la tasa de homicidios ha disminuido significativamente en gran parte del mundo desde los años 90.
Asimismo, la percepción de que las catástrofes naturales eran menos frecuentes en épocas pasadas ignora el aumento de la cobertura mediática en las últimas décadas.
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