Por las veredas de la capital transitan decenas de personajes urbanos que son parte del paisaje tucumano. Esta es la historia de Pepito.

Desde hace años, Pepito se sienta en la cuadra de Maipú al 100, precisamente afuera de las instalaciones de una compañía de celular. Desde allí ve a los tucumanos pasar que, siempre que pueden, le colaboran con una moneda. “Antes de los militares estaba a media cuadra, en la esquina de la Mendoza. Después vine a la entrada de la galería y desde acá vi cambiar mucho el centro de Tucumán”, afirma.
Pepito es discapacitado por un problema de salud que tuvo cuando nació y, aún así, sigue sonriéndole a la a la vida. “Me diagnosticaron poliomielitis y cuando comencé el tratamiento me curé pero ahora llegó la diabetes. Hay que seguir peleándole a la vida”, reflexiona.
El día de Pepe comienza bien temprano en el Hospital Avellaneda, donde le realizan las curaciones de la diabetes. Luego, llega a su rincón y no se va más hasta que llega la noche: “Acá tengo muchos amigos, me conocen todos. Me junto con el vendedor de praliné de la esquina de la San Martín y con María, que trabaja en el Mercado Del Norte”, específica sobre sus amistades.Claro que el fútbol no podía faltar en su vida: se considera fanático del Decano pero afirma que, por el momento, no está yendo a alentarlos al Monumental. “Estoy feliz de que estemos en Primera División pero es un problema conseguir las entradas: a veces no consigo porque las que están disponibles para discapacitados se agotan rápido”, concluye.
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